lunes, 12 de septiembre de 2011

Otra utopía es posible


Este documento que es muy largo... es del 2003... y toma y menciona lo que el espacio político conformado por Elisa  Carrio sostiene desde el 2001... hasta hoy 2011.....   pero es muy largo..... y a los argentinos nos encanta hablar...opinar.. y muy poco leer... y bastante menos hacer en materia política...
Y también nos encanta comprar lo que es mas fácil y caer en los slogan... Todo Negativo es muy fácil para no analizar las cosas de fondo.... la Presidente ( presidenta no existe en la Constitución Argentina como cargo del titular del Poder Ejecutivo...) que venció 347 tapas de Clarín es otra forma de de No política... discutimos con un medio.. no con otros políticos...  y bueno  roban pero hacen decían de los militares.., roban pero ahora tenemos teléfono en 3 días decian de Menem... y llego Nestor.... para hacer política hace falta plata... pero esto ya no lo decían otros.. lo decía el.... y lo hizo el...

Hay una esperanza... en algún momento mas de 4 millones de Argentinos compartimos esta visión de Una República y para todos..., pero ese sueño no se construye con la tibieza de un Binner.... la transa de un Alfonsin Jr, ni la mafia peronista en cualquiera de sus candidatos... habrá que seguir construyendo...

No es la derrota la madre de los principios.. sino el soñar y construir una Argentina diferente para nuestros Hijos, por eso... Otra utopia es posible...





Otra utopía es posible
Documento para la discusión

01/12/2003
1. Características del cambio político y social de la Argentina

1.1 Los Antecedentes

En 1995, días después de la reelección de Carlos Menem en la Presidencia de la Nación irrumpe lenta pero sostenidamente el proceso de cuestionamiento final a un modelo económico, social y cultural de raíces profundas en el ´76, pero que se había configurado plenamente en la Argentina menemista de la banalidad cultural, convertibilidad, deuda externa, corrupción y pobreza.

Ese movimiento, que por un lado empezaba a hacerse cargo de la máscara cultural que escondía el saqueo, al tiempo que señalaba el crecimiento sostenido de los índices de desocupación, estallido del fenómeno de los nuevos pobres, denunciaba la corrupción generalizada del régimen y el vergonzoso rol de garante de la impunidad, en manos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de los Jueces Federales. 

La expresión política emergente de ese movimiento era el Frepaso, tercera fuerza nacional que había relegado al radicalismo en las elecciones presidenciales, aunque no en términos de representación parlamentaria. 

Sin embargo, la misma sociedad que cuestionaba aspectos culturales del régimen, exigía mantener la ficción que nos llevaba a la tragedia: convertibilidad y deuda externa, ambas caras de una misma moneda. 

Los dirigentes que cuestionaban el modelo, en vez de enfrentar a la opinión pública, callaron primero y se convirtieron después en defensores de la ficción estabilizadora peso y dólar que finalmente iba a limar y a destruir la autenticidad y profundidad del cambio. 

Este fue el nudo central de la contradicción de una sociedad que se negaba a perder los réditos inmediatos de una ficción económica y exigía al mismo tiempo salir de un régimen opresivo. La oposición al régimen aceptó el condicionamiento social entrampándose a sí misma. 

1997. Es un año de aglutinamiento de la oposición a través de una alianza electoral liderada, en principio, por el emergente de la nueva legitimidad que era el Frepaso e integrada por el radicalismo que trataba de despegarse del Pacto de Olivos de la Constituyente del 1994. La Alianza triunfó en los grandes centros urbanos y sus dirigentes se dedicaron a transmitir gobernabilidad, en suma: seguridad a la sociedad que no cambiaría la ficción. 

1998. Año en que la alianza resolvió por disputa interna el liderazgo presidencial, también es el año en que Duhalde reivindicaba su derecho a ser el candidato del movimiento Justicialista para las elecciones de 1999. Sin embargo, el nudo de la cuestión -el capitalismo financiero de exacción- a pesar de mostrar signos de agotamiento, no era desnudado más allá de lo discursivo, y la alianza emergente comenzó a plegarse al régimen para mantener la popularidad en las encuestas, discurso de cambio para que nada cambie. La Alianza mostraba signos incipientes de desfederalizarse, oligarquizarse y alejarse de los sectores más contestatarios iniciando el camino de acercamiento al establishment. Había que parecer serios, normalizados, previsibles, estética y discursivamente. 

1999. Sella el triunfo de la Alianza con De la Rúa Presidente, bajo tres características que anunciaban un parto cada vez más doloroso que incluía su autoliquidación y que sólo podía evitarse si los sectores más progresistas de la Alianza en vez de normalizarse producían una revuelta. Primero: las viejas prácticas prevalecían sobre toda la Alianza. Segundo: se mantenía una propuesta económica y social que mantenía y hasta exaltaba el modelo de capitalismo financiero de exacción y no incluía un principio de distribución del ingreso. Tercero: se concretaba un pacto de impunidad con lo peor del menemismo para garantizar gobernabilidad a cambio de impunidad, perdiendo con este último pacto lo único que le quedaba que era la lucha contra la corrupción. 

Entre noviembre y diciembre empezó nuestra revuelta, porque algunos advertimos con claridad que la Alianza estaba traicionando y lo señalamos claramente en la única reunión en la Casa Rosada a la que asistimos el 17 de diciembre de ese año. 

Las características del acceso pusieron las condiciones de caída en el 2001. No se trataba de una profecía mística, sino de las condiciones objetivas con las que la Alianza se entregó al régimen. 

1.2. El Inicio del largo parto doloroso 

Las condiciones del no cambio, dentro de las vías institucionales, determinaron un proceso de cambio social contractivo, de ruptura institucional y explosión social. En efecto, cinco meses después del acceso al poder hacen crisis por explosión los tres modos de su acceso.

1.2.1. Reforma Impositiva y Laboral reafirman el camino de ortodoxia económica del menemismo y generan nuestras primeras disidencias en el seno de la Alianza y el lento quiebre de las expectativas de cambio de la sociedad. 

1.2.3. Se muestra el pacto de gobernabilidad vía corrupción e impunidad a través de las coimas en el Senado. 

1.2.4. Renuncia el Vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez, quiebra la Alianza, ingresamos en la primera contracción política junto con la primera crisis de deuda (Octubre, noviembre, diciembre del 2000). 

En el año 2001 sectores disidentes de la Alianza junto al Diputado Gustavo Gutiérrez, comenzamos a mostrar públicamente lo que estaba detrás del modelo de exacción: el nudo que ataba corrupción, lavado de dinero, fuga de capitales, deuda, en fin: el saqueo más escandaloso de la historia de la Nación. La estrategia de mostrar la verdad era la única que podía conmover a una sociedad que había sido robada y humillada a cambio de unas cuentas de colores que consistía en parecer ricos gracias al precio dólar. 

En marzo el Gobierno y el régimen hicieron los dos últimos intentos: el primero de profundización de la ortodoxia con Ricardo López Murphy fue repudiado por el pueblo en dos semanas, y el segundo con Domingo Cavallo, autor del régimen, que anunciaba una salida, tratando de convencer a la sociedad con espejismos, mientras operaba el retiro final de todas las posiciones de capital, vaciando los bancos, antes de la ruptura final de la convertibilidad. 

No hay que olvidarse nunca que Cavallo llega con el aval del Gobierno, del establishment, del sector progresista de la Alianza rota, del vicepresidente renunciado y del propio Justicialismo.

Los pocos que nos opusimos a la entrega de plenos poderes advertíamos que venían por la República y se llevaban puesta la Argentina. No éramos muchos, sólo un puñado. Allí, nace el ARI, en el fuego cruzado del lavado de dinero, plenos poderes a Cavallo y crisis final del Gobierno de Fernando De la Rúa. 

No nacimos para sumarnos a la fuerza de los vientos oficialistas, cualquiera sea su signo. Nacimos en la más profunda disidencia a los vientos oficialistas, no nacimos para acomodarnos, ni para buscar cargos, nacimos para dar batalla en la peor de las adversidades y caminar el desierto. No nacimos para ser cooptados por la vieja política radical o justicialista, sino para cambiar la naturaleza del poder por medio de la verdad. 

El 18 de noviembre del 2001 presentamos el Informe Final de la Comisión de Lavado de Dinero de la Cámara de Diputados. 

El 25 de noviembre del 2001 realizamos la reunión fundacional del ARI en La Emilia, San Nicolás, provincia de Buenos Aires. 

El 1 de diciembre del 2001 ya todo estaba acabado. El corralito, la última la apropiación del régimen sobre los ahorros de la clase media, sellaba el final de una empresa política que, nacida para cambiar la Argentina por vía de la paz, se había replegado sobre lo peor del régimen menemista y moría en medio de la violencia social. El 20 de diciembre del 2001 es una rara mezcla de revolución del corralito, sectores medios atrapados en los bancos, piqueteros, hartazgo social y conspiración a la vieja usanza de sectores políticos de la provincia de Buenos Aires comandados por Carlos Ruckauf y Eduardo Duhalde. 

La huída de De la Rúa cambia el eje político hacia el PJ y desata su propia interna: Menem, Duhalde, Rodríguez Saa, Kirchner, De la Sota, etcétera. 

Asume Rodríguez Saa, pero finalmente la provincia de Buenos Aires se queda con el trofeo: el conurbano es la paz o la guerra y en consecuencia no puede ser ninguno sino el viejo puntero de Lomas de Zamora, vicepresidente de Menem antes que Ruckauf, el que se queda con la Presidencia y formaliza la salida de la convertibilidad. Duhalde es el encargado de que el huracán amaine y que la vieja política vuelva por sus fueros. 

Sin embargo, vastos sectores sociales acompañaban el proceso de cambio y la candidatura presidencial del ARI. Frente a la necesidad de una profunda renovación política y moral, se articulan hechos para generar miedo y reconvertir el proceso social de cambio en un proceso conservador y estabilizador. 

El punto de inflexión organizado por el régimen es la represión y muerte de Avellaneda. Matanza lisa y llana fue primero leída por el poder y los medios como intento insurreccional pero la foto de un reportero gráfico volvió la verdad a su lugar. Duhalde acortó su mandato para alargar su poder y de la mano de una alianza comunicacional imprescindible limitó la disputa del poder al seno del PJ. 

Por último, desata las elecciones nacionales eligiendo sólo Presidente y Vice y ata la renovación parlamentaria a los cacicazgos provinciales donde el aparato estatal controla la pobreza y las elecciones a través del Plan Jefas y Jefes de Hogar. Asegurado el poder, elimina las internas en el PJ y lanza como candidato oficial, después de los fracasados intentos de Reutemann y De la Sota, a Néstor Kirchner que hasta ese momento acusaba a todos los anteriores, incluído Duhalde, del más perverso "pejotismo". 

Las elecciones del 27 de abril demostraron que, pese a todo el Gobierno y los grandes medios de comunicación, la elección no separó a los candidatos por más de siete puntos. Gana Kirchner y se produce la mayor victoria cultural de este proceso, que es el retiro vergonzoso de la segunda vuelta de Carlos Menem. 

Kirchner genera dos hechos políticos históricos en lo que va de la Presidencia: obliga al PJ a cambiar su voto de impunidad por Juicio, con relación a los miembros de la Corte Suprema y acompaña la propuesta de Patricia Walsh y nuestra de nulidad de las Leyes de Puntos Final y Obediencia Debida. 

Las elecciones provinciales resultan un éxito para el neo-régimen, bajo los nuevos aires de estos dos hechos históricos: a) ganan los aparatos estatales provinciales tanto del PJ como de la UCR, b) el PJ controla ambas Cámaras del Congreso, c) La UCR reduce su representación drásticamente, d) El único partido que sobrevive, aún perdiendo votos con relación a la elección presidencial es el ARI y se constituye en la única fuerza emergente que consolida su bancada en la Cámara Baja (doce diputados nacionales). 

El nuevo Presidente cambia algunas cosas, pero no cambia ni las prácticas políticas, ni el régimen de acumulación, y menos todavía, el de distribución del ingreso. Avanza la hegemonía de una práctica. 

En ese tiempo estamos. 

2. Características del ambiente mundial y Latinoamericano. 



2.1. El proceso de cambio político y social no es propio ni excluyente de Argentina. Sino que se enmarca en un proceso regional de rupturas y partos de igual naturaleza aunque de distintas características. Las reglas del parto: avance, retroceso, avance; abarcan a toda la América Latina, desde el Caribe a Tierra del Fuego. 

México se encuentra en una situación complicada, aunque todavía controlada. La frontera con Estados Unidos es, paradójicamente, su desgracia y salvación. 

Brasil, respondiendo a su matriz transaccional de cambio en la continuidad, aparece estable, al igual que Chile. 

La revuelta en el resto es por la identidad. La identidad es un relato que se construye acerca de lo que fuimos, de lo que somos, de lo que otorga sentido y dignidad a nuestras vidas como Nación. Es que ese relato reapareció después del quiebre producido por esa mezcla de ajuste estructural, corrupción política, pobreza y política espectáculo. Afloró así la identidad dormida, vejada durante mucho tiempo y regresó en forma fragmentada y revoltosa. 

Diversas cuestiones afectan a los países de América Latina: 

a) La debilidad institucional y la ausencia de República. 

b) El empobrecimiento continuo y la ruptura de la idea de progreso. 

c) El desempleo. 

d) La ausencia de un relato unificador que permita entroncar la identidad con un relato emancipador a futuro. 

e) La ilusión momentánea populista y demagógica, que intenta un relato basado en el simulacro y la ficción. 

f) La confusión entre lo público y lo privado, la corrupción y el enriquecimiento personal de sus dirigentes. 

g) Políticas de acuerdo basadas en privilegios y prebendas. 

h) Exceso de poder faccioso y ausencia de autoridad pública en el sentido de autoriítas (fundamento moral). 

i) Fondos sucios en los medios de comunicación y corrupción periodística. 

j) Políticas de exacción de sus recursos naturales. 

k) Brutal desigualdad en la distribución del ingreso. 

l) Violencia y discriminación contra más del setenta por ciento de su población (mujeres, indígenas, jóvenes, niños, ancianos, desocupados) 

m) Criminalización de la protesta social. 

n) Financiamiento ilegal de la política. 



Sin embargo, América Latina cuenta con algunas condiciones objetivas y subjetivas, que preanuncian la posibilidad de ser unas de las regiones emergentes en el camino hacia una nueva civilización. 

En primer lugar, las grandes utopías, los proyectos emancipadores surgen, en general, de sociedades con fuertes creencias. No hay etapa de mayor riqueza escondida que la Edad Media. La modernidad fue posible porque existió la Edad Media. Los burgos fueron creados porque creyentes se movilizaban para salvar el Santo Sepulcro. 

La cuestión religiosa selló el May Flower como pacto fundante de la sociedad americana. El mito fundante de México y la conquista se producen por el error cultural de un creyente, Moctezuma y de un colonizador, Cortéz. 

No hay que olvidar que las lecturas apocalípticas son propias de los judeo cristianos, pero también de la cosmovisión indígena y se reproducen en sociedades ligada a procesos de opresión o barbarie. 

En consecuencia, es posible que después del ciclo de barbarie que acompaña a Oriente y Occidente, sólo sociedades impregnadas de fuertes creencias, sincretismos religiosos y capacidad simbólica puedan construir una nueva racionalidad intercomunicativa que vincule racionalidad, argumentación y creencias; y los transforme en proyectos emancipadores de contenido humanista. 

En segundo lugar, al estar alejada geopolíticamente del conflicto estratégico mundial, puede ser preservada como territorio de paz. 

En tercer lugar, la existencia de recursos naturales propios y de biodiversidad, puede marcar una diferencia comparativa importante en momentos de crisis de civilización. 



2.2. ¿Y el mundo cómo está? Nuestra percepción es que los atentados a las Torres Gemelas, marcan el ingreso a un período de barbarie, que, como crisis de razón, agota una civilización y hace nacer, lentamente, una nueva. 

La revolución de las comunicaciones, la caída del muro de Berlín y fundamentalmente, la sociedad de imagen, constituida como sociedad de espectáculo, corrompió en su naturaleza, actividades ligadas a la palabra y la escritura, degradó al periodismo, hasta convertirlo en espectáculo y degradó a la política, transformándola en un mercado de competencia, entre agencias de publicidad y oscuros financiamientos. 

La ficción inundó campos hasta ahora considerados racionales y los convirtió en simulacro. La economía de mercado, en alianza con la sociedad de espectáculo, transformó a los ciudadanos en consumidores de la nada. 

Pero lo más importante: la sociedad de imagen cambió la naturaleza de la guerra. 

La guerra es hoy de alcance mundial, generalizada y a la vez segmentada. La guerra se gana o se pierde por las creencias que rompe o genera un hecho, que a su vez es un espectáculo. No importa el número de muertos, lo que importa es que los muertos formen parte del espectáculo que se ve. 

El ataque a las Torres Gemelas no es un atentado terrorista más. Inicia una nueva era con un primer acto de barbarie, elaborado, sin embargo, con una racionalidad casi perfecta: como acto espectáculo, propio de la sociedad de imagen, produce el mayor daño en las creencias de un pueblo a un costo humano no comparable. Rompió para siempre la creencia de los americanos en su invulnerabilidad interna. La guerra espectáculo iniciada por Estados Unidos en la Guerra del Golfo como puro simulacro, fue emulada por los terroristas, con la diferencia de que de un lado hay hombres dispuestos al acto suicida, mientras que en el otro todos temen por su vida. 

Estados Unidos puso a Bin Laden como blanco móvil para combatir el terrorismo y de paso quedarse con el gas de Afganistán. Fue por Irak y su Petróleo y hoy está preso de la emboscada que finalmente resultó Bagdad. 

Europa está dividida, la Comunidad Económica Europea presidida por uno de los productos de la sociedad del espectáculo: dueño del espectáculo italiano, Berlusconi. 

Las paradojas de Berdiaev son exactas: el renacimiento fue un movimiento humanista que terminó en la deshumanización, movimiento naturalista que terminó en la máquina. Un movimiento que enmarcado en la razón terminó en la imagen. Sociedad de espectáculo, mundo del entretenimiento, crisis de razón y de paradigmas de verdad, en suma: barbarie. 

Al mismo tiempo, se produce una revuelta generalizada en busca de la necesidad de alguna forma de verdad (Dios, Razón o ambas), de autenticidad, de justicia y de belleza. 

Por eso, el mismo proceso de caída es surgimiento, el largo final es comienzo de una nueva consideración de los tiempos, de la verdad, de la justicia, de la belleza, de la razón. 



3. El ARI 



Somos un Partido nacido en estas contracciones, de un lejano país del fin del mundo, en una civilización en crisis y cuyo objetivo es conformar una fuerza moral y política mayoritaria, que contenga algunos presupuestos de lo que nosotros entendemos debe ser una nueva civilización mundial. 

Una identidad humanista de pleno y auténtico reconocimiento del otro que involucra respeto y valorización de las diferencias. Una identidad local que reconozca la historia, el relato, la naturaleza profunda de un pueblo, que privilegie la memoria y la Justicia. 

Una aspiración, no sólo a la autenticidad, sino también una común aspiración a la búsqueda de la verdad y el desmantelamiento del engaño como mecanismo de manipulación, dominación y uso del otro. 

Un entendimiento universal y local de que la mentira y cualquier uso de las personas son formas claras de violencia. 

Un consenso universal de que el espíritu es lo que diferencia a las personas y nos hace miserables o dignos. Que es la moral y la coherencia entre el pensamiento y la acción lo que construye la integridad personal y permite construir polis. 

La aspiración a una sociedad donde no existan jerarquías determinadas por el acceso a los bienes. Y donde todos tengan acceso igual a los bienes que les permitan vivir con dignidad. 

Un pobre es una afrenta a la humanidad de una sociedad civilizada. 

La aspiración a una democracia no definida sólo por la existencia de un proceso deliberativo, sino por la noción sustantiva del reconocimiento de la vida, de la libertad, de la dignidad material de todos los ciudadanos. En fin, una República de Iguales. 



3.1. La matriz fundacional 



La Emilia, 27 de noviembre de 2001. 

Es bueno recordar el Encuentro de La Emilia, para saber cómo nacimos, pero también explicar que no cambiamos, que en realidad estamos perseverando duramente en el camino de La Emilia. 

Allí también, veníamos de elecciones difíciles, realizadas sin recursos y con una campaña mediática que anunciaba nuestra desaparición. 



3.1.1 Por eso decíamos: 

“...pelear por los principios no es fácil y para tener muchos más votos eran necesarios muchos más medios y tener más medios implicaba renunciar a los principios. Preferimos esto, sabiendo que cada uno de esos votos no fueron comprados con el dinero de ningún empresario o financista de la Argentina...”



3.1.2 Juntarnos o amontonarnos 



“...Somos un movimiento, más allá de las organizaciones particulares que después tengamos cada uno y que son absolutamente respetables, pero venimos a discutir un movimiento que nos permita abrir aún más esto. La gran misión de los que estamos es seguir abriendo el juego y no cerrarlo apenas nacimos. La gran misión de cada uno es juntar al compañero y seguir juntando sobre la base de algunos principios, que sí son irrenunciables. No se junta de cualquier manera, porque cuando se junta de cualquier manera también viene el amontonamiento...” 

3.1.3 Nacimos cuando se caía todo 

“...que momento maravilloso para la militancia, quizás es la prueba mayor de la militancia de los principios, cuando todo se cae abajo lo único que sostiene a los hombres son las convicciones. Y ahí uno entiende que en realidad, lo que nos dio la vida es la posibilidad de pelear, no nos dio ni la derrota, ni la victoria. No nos dio ni el éxito, ni el fracaso. Nos dio la vocación humana, espectacular, de militar en las peores condiciones, por los mejores sueños y aunque todo se caiga abajo. Y esa es siempre la posibilidad de la victoria. Yo nunca tuve mayor convicción de que esta batalla la ganábamos, inexorablemente, el día martes...”



3.1.4 Nacimos sabiendo que la perseverancia es la única arma para transitar un camino que no siempre los pueblos acompañan. 



“...Pero también supe que nosotros teníamos que lograr con testimonios personales dentro de nuestro propio movimiento, empezar a cambiar la identidad de un pueblo que no siempre acompaña con la perseverancia en todas las batallas. En cada uno de nosotros, cada uno de los militantes, pero también cada uno como sociedad, no de los que perdieron todo, sino de aquellos a los que la vida les dio muchas cosas tenemos que saber que sin perseverancia no se ganan las batallas. La lucha por la libertad, la lucha por la justicia y la lucha por la parición de un nuevo país no es una batalla para débiles, no es una batalla para banales, no es una batalla para estar mirando la imagen todos los días a ver si sube o baja. Es sólo y simplemente una batalla diaria por las convicciones en cualquier condición y este es el Movimiento del ARI...” 



3.1.5 Que quiere de nosotros el país. 



“...El otro punto que tenemos que discutir es: qué requiere de nosotros hoy el país. Tenemos que discutir qué quiere de nosotros, no sólo ese millón doscientos cincuenta mil argentinos que nos votaron, sino porque no fuimos más. Qué nos está pidiendo. Y creo que nos está pidiendo que estemos con ellos, que estemos en la calle, que estemos construyendo -no poder interno- sino poder social. 

Esto tenemos que someterlo a discusión: si lo que va a ser nuestro horizonte es construir poder social hacia fuera y fuerza militante hacia fuera que contenga y lleve a la ciudadanía a la construcción de una nueva Nación, de una nueva fundación republicana o si vamos a quedarnos enganchados en la vieja historia de quien tiene más representatividad interna. Yo quisiera que cada uno pudiera discutir esto diciendo: las legitimidades se ganan en la calle y no en los comités, en las unidades básicas o en los locales del ARI...” 



3.1.6 Con quién construimos 



“...No se sale sin memoria. No se sale sin demoler lo más perverso del régimen que construyó el genocidio social de los noventa. Por eso hay dos verbos que debemos analizar: resistir y construir. Sin que ninguno de los dos tenga prevalencia sobre el otro. En la resistencia, en la lucha por la demolición y en la construcción paralela por un nuevo país, en estos dos verbos tenemos que discutir. Cómo resistimos, cómo construimos y cómo hacemos las dos cosas al mismo tiempo sin desfallecer...” 

“...La otra cuestión es con quién construimos. Porque hoy en la Argentina todo el mundo convoca a todo el mundo, es una cosa maravillosa. Creo que ahí debemos establecer, el mantener nuestras identidades históricas. El ARI debe ser un Movimiento dónde cada uno respete y ame profundamente la identidad histórica del otro. No somos nacidos de un repollo, no somos una nueva fuerza política, somos, en todo caso, una fuerza política y social que viene desde la intransigencia en la reivindicación social de Eva, desde la intransigencia en la lucha por la República de Alem, que viene de la intransigencia en la lucha por la defensa de los principios de Palacios, que viene, no de los discursos del pasado, porque los discursos son maravillosos todos -sólo basta escuchar a Moreau-...” 



3.1.7 La Intransigencia en la acción. Intransigencia o gatopardismo. 



“...Hay que poder decir que lo que debemos ser es una acción, pero una acción donde se defina la ética de esa intransigencia. Y debemos discutir entre todos: ¿qué es ser intransigente? Porque algunos pueden creer que ser intransigente es ser sectario, y algunos pueden creer que ser intransigente es pedirle certificado a cada uno que ingrese al ARI. Hay que ser intransigente en la acción compartida, pero no hay que usar la intransigencia para excluir a los mejores del ARI.

De modo tal que hay que poder conciliar una enorme intransigencia en la acción, ese respeto histórico, y una enorme generosidad en la acumulación. Pero saber, que no podemos aceptar convocatorias a escenarios cínicos de gatopardismo naciente. Que si cada uno sintió el dolor y el duelo de irse de algún lado, no es para volver a juntarse con los que nos expulsaron moralmente, porque sólo somos progresistas.

Si todos hubiéramos votado en forma progresista, quizás hubiera habido un gran acuerdo nacional para sacar la miseria de este país, y lo que hubo fue un pacto con Cavallo y con el régimen...” 



3.1.8 Proyecto de poder o proyecto de principios que conduzca al poder 



“...Y en esto también tenemos que definir si sólo vamos a ser un mero proyecto de poder para acceder a los cargos o si tenemos que ser un proyectos de principios que busque el poder que es una cosa distinta. 

Porque definir esto es también definir que, a lo mejor, no lleguemos al poder nunca. Y si esto nos importa o no nos importa. Es también poder definir que la lucha puede ser más corta o más larga, pero que no debemos dejar ningún principio en la marcha, sólo por llegar a una presidencia.

Esto se los digo de todo corazón, y les agradezco cuando hablan de mí, pero puedo ser yo o puede ser otro; si cambia el régimen no importa quién sea Presidente, pero si no cambia, no vale la pena ser Presidente de este país...” 



3.1.9 El carácter o el tiempo de la lucha. 



“...Pero todos tenemos que tener claro, que nuestra pelea puede ser más larga que lo esperado, todos tenemos que tener claro que todos van a apuntar contra nosotros o por fundamentalistas, o por místicos o por sectarios. Porque en realidad lo mejor que les puede pasar a muchos es que el régimen continúe, no importa quien gobierna si los negocios son compartidos. 

Creo que esto tenemos que definirlo para que surja una fuerza de resistencia que sea capaz de tomar el éxito sin desmesura, pero que también pueda tomar la derrota sin decepcionarse. Porque va a haber muchas derrotas y muchos éxitos en el camino, de esto tenemos que estar absolutamente concientes. Más de uno lo único que le puede importar es ser diputado, de que sirve ser diputado sino podes cambiar la historia...” 



Era preciso recordar que nacimos bajo los principios de Intransigencia, República e Igualdad, para los acuerdistas que nos llaman oportunistas, cuando en realidad, son ellos los que se cansaron del camino de intransigencia y perseverancia al que se comprometieron a observar desde nuestra matriz fundacional. 



3.2 El nacimiento del ARI 



Desde La Emilia, la mayoría de los allí presentes que habíamos abandonado nuestros partidos de origen, vimos la necesidad de que en el marco del movimiento nos diéramos un partido y una organización. El Socialismo resistía esa creación, en el entendimiento de que ello les permitiría mantener el instrumento electoral del movimiento. La experiencia del 2001 donde, bajo el paraguas de un liderazgo nacional, se habían adjudicado la mayoría de los cargos a ocupar desconociendo acuerdos y legitimidades, nos aleccionó de que la construcción iba a ser difícil. 

Finalizó La Emilia y se cayó el Gobierno. Cinco Presidentes en tres semanas, la responsabilidad de encauzar la crisis, el rol protagónico que nos tocó asumir en el Parlamento, las encuestas anunciando que nuestro liderazgo estaba primero en la intención de voto. Debíamos crecer de golpe. 

En diciembre ampliábamos la representación parlamentaria, conformando un Interbloque con diputados que venían del Frepaso y nos confirmábamos claramente como tercera fuerza política parlamentaria. 

Las contracciones del parto y la aceleración de los tiempos hicieron que tuviéramos que construir un partido, una candidatura presidencial pedida por la sociedad y un programa de Gobierno en seis meses. 

Y nos hicimos cargo, vaya si nos hicimos cargo. Mientras ningún político podía transitar la calle, nosotros empezamos a transitar el país, la tarea más difícil. 

Así fuimos armando el ARI, entre todos, con errores, con defectos, con harina sin agua para amasar el pan, nos íbamos conociendo. 

Al mismo tiempo iniciábamos la campaña presidencial, porque las elecciones podían ser en cualquier momento. Comenzaron a trabajar los equipos técnicos, a diseñar un programa que fuera a su vez un Proyecto de País. 

La calle ardía, Duhalde se debilitaba, el régimen iniciaba una fuerte contraofensiva para parar el cambio. Matanza de Avellaneda, campaña de ridiculización y de desprestigio contra nosotros, la intención era clara. Junio, julio y agosto fueron meses claves para desmovilizar y generar miedo, empezar a transitar una agenda conservadora y de estabilización sobre el pasado y sacar de escena a las candidaturas del cambio. 

No fueron meses fáciles: operaciones políticas, alianza comunicacional para el desprestigio, como ahora, como siempre cuando se quieren cambiar las viejas estructuras corruptas, del Gobierno, del establishment, de la comunicación. 

Eramos el único partido contra el régimen. Y también comenzaron a perfilarse algunos pasajeros en tránsito. Creían que nos caíamos y comenzaban a atacarnos en busca de nuevos destinos. Se avecinaba el retiro de los socialistas. Duhalde garantizaba la impunidad de la Corte Suprema. Nosotros lideramos el Juicio por la verdad a esa Corte. 

En septiembre del 2002 obtuvimos el reconocimiento nacional del partido. El 10 de noviembre lanzamos el Programa de Gobierno y las Bases del Nuevo Contrato Moral, Institucional y Económico Social. Nos decían que no teníamos propuestas. Fuimos y somos el único partido con Programa Integral de Gobierno. 

Hicimos una campaña nacional a pulmón, sin recursos, sólo con dignidad y con la férrea convicción de que la batalla tenía sentido. 

Duhalde eliminó las internas y erigió como candidato del régimen, a un Gobernador que podía venderse como renovador. Duhalde y su alianza comunicacional mostraron al país el candidato oficial. Otros medios eligieron a López Murphy. 

Millones de pesos en las campañas, publicidad, voto útil, nos aprisionaban. Los dirigentes que sólo leen los diarios se deprimían, algunos nos abandonaban y, previa descalificación por autoritaria o mística, se convertían en pasajeros en tránsito hacia otro probable éxito electoral. Había que bajarnos de cualquier manera para que no llegáramos al ballotage. 

Resistimos, dos millones setecientos mil resistieron con nosotros, por dignidad, sólo por dignidad. Demostramos a una sociedad descreída que la dignidad mueve montañas, que sin dinero se puede disputar el poder, que pueden las mujeres, los jóvenes, los decentes, los pobres. Que se puede, en fin, sin operadores, a base de pura intransigencia. 

El Partido nacional a seis meses de nacer daba su primera batalla presidencial, con casi el 15% de los votos. Ganamos grandes ciudades. El mayor error de toda la campaña fue el acercamiento a Zamora y a quienes nos querían llevar a la abstención. 

Terminamos la Presidencial y en seis meses debimos enfrentar 24 elecciones provinciales y la elección de la Capital. De nuevo nos hicimos cargo, en 23 distritos, compañeros sin recursos enfrentaron a los aparatos estatales. El ARI en cada lugar, en cada pueblo, en cada provincia y con resultados diversos se hizo nuevamente cargo del desafío. Las elecciones fueron en la mayoría de los casos razonables. Cumplíamos el objetivo: nos consolidábamos como tercera fuerza. 

Mal, bien, regular, excelente. Sobrevivimos, consolidamos el bloque de diputados nacionales en doce legisladores, pese a que cinco bancas ganadas en el 2001 están en otros bloques. Logramos muchos diputados provinciales, concejales, Intendentes, de la nada, con la dignidad de quienes saben que el camino es difícil pero la causa es grande. 

Para que se entienda: de los partidos emergentes, Recrear obtuvo dos bancas, en la izquierda Zamora, tres bancas. El ARI doce bancas. 

Tenemos mucho por corregir, mucho por cambiar, pero tuvimos voluntad de nacer, de hacernos cargo de disputar la batalla mayor y fijamos gran parte de la agenda pública del país de hoy: bancos, corrupción, lavado de dinero, Corte, nulidad de obediencia debida y punto final. La batalla por el poder es la batalla por las ideas y esta batalla la ganamos de punta a punta. 

Pasar de ser una fuerza moral a una fuerza moral y política que gobierne nuestro país tiene como desafíos centrales: 

a) Organización 

b) Apertura 

c) Formación militante 



Queremos ser un partido que exprese pluralmente a la sociedad, pero que al mismo tiempo haga de las cuestiones de género, de lucha contra la pobreza y de los desafíos para la juventud un punto neurálgico. Un partido que cambie la cultura. 



4. El rol del Partido 



No nacimos para ser un partido de oposición, aunque seamos oposición, no nacimos sólo para ocupar bancas en el Congreso, nacimos con la voluntad inclaudicable de transitar con intransigencia un camino de principios que nos lleve a ser, antes o después, la fuerza política mayoritaria de la Nación. 

Para construir esa fuerza, es preciso no dejarnos cooptar por el gatopardismo de los oficialismos de turno, ni por los afines a nuestra fuerza que siempre están dispuestos a ser satélites de alguien. No debemos hacer acuerdos con partidos tradicionales y debemos formarnos en la resistencia a la tentación del éxito rápido y a la visita asidua a los despachos oficiales. Hacer política menor es sentirnos importantes porque conseguimos algún cargo. 

Nacimos para resistir y construir, no para entregarnos en tres meses a las estrategias de ex cavallistas confesos y conversos o de oficialistas perpetuos. No podemos en nombre nuestros abuelos y de nuestros hijos entregar una causa a cambio de que unos pocos ostenten cargos, tengan estructuras o se sientan importantes. 

Es difícil, pero debemos entender para siempre que el camino es la victoria. 



4.1. La vigencia de nuestro Programa 



Hoy más que nunca, los principios sentados en el contrato moral y las políticas expresadas en el contrato institucional y en el económico social son las cuestiones por las que debemos pelear, punto por punto, para que formen parte de la agenda pública. 



República versus Democracia refrendataria. 

Autoridad versus poder. 

Ciudadanía versus cliente. 

Distribución del ingreso versus concentración. 

Justicia versus impunidad. 

Dignidad material versus pobreza. 



Estos deben ser campos de batalla diarios para la imposición de la agenda pública en la Argentina. 



4.2. El rol del Partido en el escenario nacional 



Néstor Kirchner es el Presidente del país, candidato del neo régimen y miembro del Partido Justicialista. Ha tomado en los primeros seis meses de Gobierno tres decisiones importantes que forman parte de nuestro programa y que hemos acompañado en forma inequívoca: a) Juicio a la Corte, b) Nulidad de Punto Final y Obediencia Debida c) Mayor control sobre algunas privatizadas. 



¿Esto significa que Kirchner ha tomado nuestra agenda? 



a) Es cierto que produjo un recambio en la cúpula de las Fuerzas Armadas, pero las razones de la elección del nuevo Comandante en Jefe son absolutamente arbitrarias. Ha colocado en la cúpula de las FFAA a un hombre de pensamiento fascista declarado, sin compromiso alguno en el terreno de los derechos humanos. 

b) Hubo cambios en las cúpulas policiales, pero no cambios en las políticas de seguridad. El programa de seguridad del ARI no tiene nada que ver con el llevado a cabo por el Gobierno. 

c) La Política social del Gobierno es asistencial, focalizada, clientelística, de uso de los pobres. El programa del ARI es inversamente opuesto: Ingreso Universal de Ciudadanía para la niñez y la vejez. 

d) No existe política de pequeña y mediana empresa, ni de promoción del mercado interno. 

e) La política de energía está dirigida a garantizar negocios a Repsol y es exactamente opuesta al programa del ARI en materia de regulación energética y de investigación de los negocios de petróleo y gas. 

f) El Gobierno no tiene política de tierras, es más avala la política de extranjerización de tierras en la Patagonia. 

g) Hay una clara relación de privilegio con las empresas pesqueras que están agotando el recurso en la Patagonia y que forman parte de uno de los grandes y oscuros negocios de este país. 

h) La política con las empresas privatizadas es engañosa. La adjudicación de corredores viales demuestra la connivencia con las viejas privatizadas. Al contrario los poderes absolutos entregados a Julio De Vido en materia de renegociación es vergonzosa, sólo basta señalar que Dromi avala la política del Gobierno. 

i) La política de Salud esconde negocios, debilita el hospital público y es opuesto al programa del ARI. 

j) La Reforma Institucional se limita la Juicio a la Corte y los superpoderes destruyen la República en vez de reconstruirla. 

k) No hay cambio de política económica en relación al modelo de los noventa. Cambiaron los negocios pero no los aliados: Techint y Repsol equivalen a Bunge y Born y el Citibank en los noventa. 

l) La política internacional es pro norteamericana. 





No es consistente, en consecuencia afirmar que hay identidad de agenda y menos de propuestas. Dos actos no reconducen la Nación y en todo caso, a veces sirven sólo al gatopardismo de turno. 

Kirchner es el mejor candidato que el régimen podía ofrecer, pero es el régimen. 

La situación histórica es semejante a principios de siglo. La Intransigencia de algunos fundó un partido mayoritario, la cooptación y el acuerdo de otros hicieron sobrevivir al viejo régimen conservador unos años más. 

Con el tiempo, los acuerdistas eran hombres quebrados por el propio régimen, los intransigentes fundaban el primer partido popular mayoritario de la Argentina. El gatopardismo siempre está presente, la cooptación también. 

Latinoamérica está llena de dirigentes cooptados. La tentación es fuerte. 

En consecuencia, el escenario nacional queda configurado a partir del 10 de diciembre de la siguiente manera: 



a) Justicialismo, que incluye desde Menem hasta Kirchner, y los grupos satélites, que son desde los sectores que vuelven al PJ hasta Aníbal Ibarra. Vocación movimientista que incluye a los que entregaron al país, a los que construyeron las mafias hasta los que quieren producir renovación. Viene con lodo, piedras y algo de agua clara. No es suficiente el agua para limpiar tanto lodo. 

b) Unión Cívica Radical, en retirada en los grandes centros urbanos, cómplice del régimen, intentará hacer gestos de recrear oposición, pero está atada a los privilegios, hacia allí podría virar López Murphy. 

c) ARI y otras fuerzas políticas después que decanten los “pasajeros en tránsito”. Creemos en la necesidad de crear una fuerza histórica superadora de la vieja tradición bipartidista de la Argentina que compatibilice República y distribución del ingreso. No estamos dispuestos a pactar con los partidos tradicionales bajo ninguna circunstancia. No somos cooptables. Nos bancaremos todas las derrotas que sean necesarias, hasta que nosotros y nuestros hijos construyan la victoria de un país sobre las miserias de su pasado. 

d) Los “pasajeros en tránsito”, están en los aeropuertos dispuestos a encontrar otros horizontes, en general oficialistas, que les permitan gozar en vida de los beneficios del poder transitorio. 

e) Partidos provinciales y fuerzas conservadoras como Recrear. 



Nuestro rol frente a este escenario nacional es claramente opositor, no testimonial sino propositivo, marcando a cada paso los errores en función de políticas alternativas, apoyando los aciertos y conteniendo dosis equivalentes de intransigencia, moral y construcción de acuerdo que permitan avanzar en Verdad, Justicia y Ciudadanía. 

Si no hubiéramos tenido una posición muy dura frente a la cooptación oficialista o la ambigüedad eterna de algunos líderes, llamados progresistas, hoy no habría tercer lugar en la Argentina y Duhalde y su alianza comunicacional hubieran logrado que todo el pasado vuelva en su esplendor. 

Justicialismo dominando y radicalismo como oposición cómplice. 

Debemos galvanizarnos porque no aparecemos suficientemente unidos cuando avanzan para despedazarnos. Si no hubiera sido por la alta legitimidad social de algunos liderazgos, las operaciones de prensa a las que se prestaron algunos de nuestros dirigentes, hubieran terminado con la fuerza naciente. 

La regla política más elemental, para hacer sobrevivir una fuerza es discutir fuertemente en el éxito y bancar fuertemente en la adversidad. El oportunismo hace al revés, como Ruckauf, se pliega al éxito y daña con resentimiento en la adversidad. 

Sin embargo, el saldo final de la embestida fue muy bueno para el ARI, consolidó la fuerza, aglutinó la bancada de diputados nacionales y decantaron personas o grupos que acompañaron en el éxito pero que no están dispuestos a atravesar la adversidad de la construcción. 



4.3. Relación con otras fuerzas. 



Hay que tener paciencia. Finalizado el período de cooptación y cuando otras fuerzas tengan en claro que quieren ser y adonde quieren ir con identidad de principios y de prácticas se impone la apertura. 

Dialogar en medio de la confusión es confundirnos con los confundidos y sobre todo, confundir a una sociedad que precisa de lugares claros que le permitan ubicarse y conocer porque deben pelear y a quién deben apoyar. 

La apertura y el diálogo con sectores sociales y políticos debe hacerse bajo una clara estrategia programática y cuidando en todo momento que bajo ese acuerdo sólo se esconda la pretensión de renovar bancas en el Parlamento o acceder a ellas para, luego de la elección, volver a hacer pagar al ARI o a sus liderazgos los precios de una nueva ruptura. 

La apertura debe estar signada por tres cuestiones centrales: En primer lugar, el contrato moral, segundo, la República y por último: la distribución del ingreso y la lucha contra la pobreza. 



4.4. Estrategia y táctica. 



Un partido que pretende ser mayoritario no puede jugar desde la estrategia planteada por otros jugadores, en este caso el Gobierno nacional y sus aliados movimientistas, hoy juegan el juego del adversario diversos sectores llamados progresistas que podríamos tildar de pro oficialistas, desde conductores de televisión hasta Intendentes electos. 

Un partido cuyo rol circunstancial es ser oposición pero cuyo objetivo es ser alternativa de poder en Argentina, debe ser capaz de generar estrategias en función de su propio proyecto y a su vez, saber eludir en todo momento el juego del adversario. 

Llevar la política a la teoría de los juegos y entre ellos, por ejemplo al fútbol, nos clarifica la cuestión: los equipos ganadores tienen jugadores capaces de anticipar el juego del adversario y de armar sus propias tácticas de defensa y ataque. No podemos jugar sólo la pelota que nos dejan, sino que tenemos de tratar de llevar la pelota a nuestro lado. 

La táctica no es ser una oposición oportunista, pero tampoco un jugador claudicante. Hay que jugar para la República, para la distribución del ingreso y para la igualdad de oportunidades. 

No hay que jugar con cuestiones peligrosas, en estos temas es preciso tener principios y no entrar en el juego sucio que proponen los otros. Por ejemplo, seguridad y criminilización de la pobreza son temas demasiado serios para que la sociedad nos vea incluidos en la esgrima mediática entre dirigentes del gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires. 

Tener claro que la represión es siempre autoritaria, que la criminalización de la pobreza es imperdonable y que los problemas de seguridad no se resuelven tirándose la culpa entre unos y otros, sino desarmando lenta y pacientemente el cóctel explosivo entre delito, mafias, política y policía. 

Es preciso estar muy atento a lo que sucede en la provincia de Buenos Aires, en el explosivo conurbano se está jugando la estabilización o desestabilización del sistema político del país. No es que los demás problemas de la Nación sean menores, es que en el corto plazo allí se juega lo más peligroso para el futuro de la Argentina. 

Para ser alternativa de gobierno es preciso tener una clara estrategia para la renovación parlamentaria del 2005. 



5. Los desafíos hacia al adentro y hacia fuera del Partido. 



5.1. Hacia adentro 



Tenemos enormes déficit de organización. El liderazgo no ayuda. De modo que es preciso llevar a la discusión un modo de organización y de articulación que permita que dirigentes de todo el país con capacidad y vocación para llevar a cabo una organización abierta, plural y democrática asuman con responsabilidad la tarea más difícil en la construcción de una fuerza, precisamente porque es el campo donde las debilidades personales como la ambición, las prácticas clientelísticas y la necesidad de poder juegan de manera decisiva para obstaculizar e impedir el cambio de la política. 

En este marco, determinar que tipo de partido, participación y decisión es una tarea ineludible que debe discutirse con amplitud en la reunión nacional. 

En segundo lugar, debemos emprender la formación de dirigentes en tres niveles: formación para la estructuración de un pensamiento posconvencional (basado en principios de naturaleza moral) que impide a nuestros militantes y dirigentes confundirse en la acción concreta y que les posibilite decidir con intransigencia de principios desde un detalle hasta una política. La cooptación de dirigentes se debe a la ausencia de estructuras morales sólidas, que cuando no existen dejan paso a opciones simplemente utilitarias, relativistas y de conveniencia personal. 

En segundo lugar, debemos tener una formación política y económica, explicitando contenidos teóricos y propuestas concretas en estos campos. 

Por último, formación especial para la incorporación de mujeres y jóvenes a la participación política. 



5.2. Hacia fuera del ARI 



Resulta indispensable tomar conciencia de que si no creamos liderazgos plurales en pueblos, ciudades y provincias que expresen y defiendan a la sociedad no tenemos destino. 

Hemos tomado una decisión con riesgos, pero en la certeza de que es lo mejor para la construcción de la fuerza, y es que el liderazgo deje el lugar institucional de la Cámara de Diputados, para que el Bloque de legisladores nacionales, asuma el desafío de construcción y visibilización de nuevos liderazgos. 

Lo mismo debe suceder en las Legislaturas provinciales y concejos municipales, así como apostar muy fuertemente en la apoyatura de los Intendentes electos. Sin liderazgos plurales, no hay partido democrático pero con dirigentes que sólo piensan en como resolver cuestiones internas y liderazgos intra partidos no hay partido nacional mayoritario. 

Se cuestiona frecuentemente la fuerza, personalismo y eventual autoritarismo del liderazgo nacional y debe haber muchas razones serias para ello. La respuesta para algunos, es crear un partido que limite y encause un liderazgo que les aparece por momentos incontrolables. 

En nuestro criterio la cuestión es otra: consiste en cómo crear liderazgos sociales, perdurables que haga del ARI un partido con múltiples liderazgos y no un partido chico, cerrado y en permanente tensión con un sólo líder. 

Hay que poder entender que las legitimidades se ganan en la calle, de cara a la sociedad y no en reuniones fraternas de militantes políticos. 



6.Conclusión 



La intransigencia, la capacidad de renuncia y el desafío de los liderazgos plurales son el eje de una discusión que nos debemos entre todos, sin hipocresías y sin mezquindades. Lo malo de un partido no es que tenga problemas. La cuestión es que algunos dirigentes creen que deben dirimirles a través de operaciones políticas de prensa. El ARI, como el parto al que asiste la Nación, se construye mediante avances y retrocesos, pero sin darnos cuenta, con mucho esfuerzo y, en muchos casos a pesar nuestro, el ARI nace, crece, se consolida y es la única fuerza política nacional emergente que bancó en las peores circunstancias los desafíos históricos de una época. 

Intérpretes de este tiempo histórico, no confundamos contracción con parto, neo-régimen con liberación, democratización con acuerdismo. 

Largo es el camino que nos toca recorrer, difícil el desafío. El peor de los pecados que un hombre puede cometer es resignarse a sí mismo y resignar a sus hijos a no tener una utopía, clara, precisa y no gatopardista. 

El país esta lleno de espacios gatopardistas para que nosotros creemos uno nuevo. Los que deseen recorrer ese camino que lo hagan, pero nunca con la anuencia o complicidad de los que entregamos todo para que otra utopía sea posible. 

En esto consiste la epopeya de un pueblo.

Diciembre de 2003

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