Como ya señalamos en Ramble, "del conjunto de la dirigencia opositora, Ricardo Alfonsín fue el único que mantuvo autonomía respecto a los intereses de las corporaciones y ejerció la oposición desde su especificidad de referente polítco. No es poco para un opositor el haber zafado en esta convulsionada etapa del rol de mera pieza en el tablero de la estrategia corporativa".
Ricardo Alfonsín abre un mayor abanico de alternativas de alianza para la UCR, en un arco que va desde el Socialismo con Binner en la fórmula, hasta, como posiblidad, la Coalición Cívica o parte de ella, el GEN de Stolbizer, etc.
Este armado probable, si Alfonsín desplaza ahora a la oferta de derecha dura representada por Ricardo Sanz de sus pretensiones presidenciales, aun aceptando la provisoriedad de todo análisis a un año y medio de las elecciones 2011, ubica al pan radicalismo encabezado por Ricardo Alfonsín en condiciones de disputar la presidencia, y, si lo hubiera, ingresar al ballotage con chances ciertas de triunfo.
La figura de Ricardo Alfonsín encabezando la fórmula pan radical, agrega dificultades al Peronismo Federal y, si hubiera, a la alternativa nacional del PRO, puesto que es muy improbable que puedan desplazar al pan radicalismo, y el sistema de alianzas que promueve Alfonsín , del lugar de alternativa electoral con más chances de suceder al actual oficialismo, transformándolas desde el inicio en alternativas no ganadoras, frente al oficialismo que conserva hoy un caudal del 35% de los votos y una potente alternativa pan radical.
Adicionalmente Alfonsín resulta la figura opositora con mayor grado de comprensión del comportamiento de los sectores populares, lejos de la visión rígida y gorila tradicional del ya descartado Cleto Cobos y el aún pre candidato Ernesto Sanz, que como señalamos antes en Ramble, de imponerse, implicaría para la UCR un retroceso ideológico al prealfonsinismo, al menos.
La elección interna de la UCR bonaerense del domingo, en esta perspectiva, no fue neutra, y, más allá de las preferencias electorales, la emergencia de Ricardo Alfonsín como referente de la segunda fuerza nacional, sería, a nuestro juicio, un avance en el proceso de mejora del sistema de representación partidario, una expansión del horizonte democrático y de la autonomía de la política frente a las corporaciones, además de una gran chance electoral para el pan radicalismo, que los dos candidatos orgánicos a las corporaciones no le ofrecían.
Un triunfo de la política y su autonomía y una chance de constituir, finalmente, un nuevo sujeto opositor, lejos de las demandas editoriales de los medios hegemónicos.