El kirchnerismo entiende la política sólo como una combinación de ejercicio de poder y dinero . Se trata de una fórmula bien pobre viniendo de una corriente que se empalaga relatando los supuestos cambios que ha producido en el país.
La fórmula en boga, tal vez, ayude a explicar la distorsión de los Kirchner cuando otean lo que pasa. Quedó grabado en palabras de Cristina al ironizar la semana pasada delante de los periodistas. Los felicitó por “la difícil tarea de contar la realidad... o de la realidad que creen ver” . En efecto, el periodismo cuenta aquello que cree ver. Como los Kirchner hablan del país que creen que existe, sólo ligado al progreso y la felicidad. En la síntesis de ambos enfoques y en la honestidad con que se haga –sobre todo– radica, a lo mejor, el punto de equilibrio.
También la misma fórmula del matrimonio presidencial ayudaría a la construcción de apariencias . La aluvional participación popular en el Bicentenario disparó interpretaciones frívolas sobre la posible eternización de los Kirchner. En tres semanas ese fuego se aplacó. Ahora se oye el repique de la fiebre consumista fomentada por los LCD. Carlos Menem, en su época, disfrutó de varios años de consumismo. Ese consumismo ni modificó la pirámide social ni le alcanzó para permanecer en el poder cuando su tiempo político se agotó en la paciencia colectiva.
Entre las apariencias, se podrían computar también la que muestran a un Gobierno infranqueable, poseedor siempre de la iniciativa. Veamos: impuso la asignación universal por hijo porque un proyecto opositor, con el auspicio de la Iglesia, avanzaba sin remedio en el Congreso; aceptó refinanciar las deudas de las provincias por idéntica razón. Debió abandonar su pasividad en el conflicto con Uruguay por Botnia a raíz del silencio sabio y las recurrentes señas de buena voluntad de José Mujica, que dejaron al matrimonio en las orillas del ridículo . Siguen estando allí: acaban de iniciar un juicio a asambleístas de Gualeguaychú –incluso por homicidio culposo– por no liberar el puente internacional, tres años y medio después de haberlo sitiado.
“El mejor momento de los Kirchner fue en el 2007. El ex presidente se fue con un 65% de imagen favorable. Cristina sacó el 46% de los votos.
¿Alguien me puede explicar cómo ahora, con un 30% de imagen positiva, sacarán 40% y diez de ventaja sobre el segundo? ”