-Hasta pagando los derechos de aduana nos sale más barato- comenta a un matutino un turista levemente avergonzado por la idea del contrabando hormiga.
El ministro de economía dice qe el dólar no va a subir, que nadie tiene que pensar en eso.
En los círculos íntimos del poder, alentados por el último resultado electoral, empieza a madurar la idea de reformar una vez más la Constitución. Apenas trasciende en los medios, el gobierno se encarga en desmentirlo.
La CGT intuye que la fiesta se termina y los salarios pagaran la cuenta. Se discuten porcentajes de aumento salarial basados en una inflación que no existe, y cuya difusión por parte de organismos técnicos está vedada.
El estado se apresta a licitar nuevas estaciones de televisión. La premura por ocupar espacias es tal, que una de ellas – 360 TV, perteneciente a Electroingeniería – comienza a trasmitir usando la frecuencia de un medio público, “hasta tanto sea adjudicada”.
El gobierno se impuso por un 50 por ciento, pero el impacto en la opinión pública fue mayor: parece un triunfo del 70 u 80 por ciento. Comienza a escucharse la crítica del gobierno hegemónico.
¿Todo esto ya no nos pasó alguna vez?
