Zaffaroni, ya no alquila cinco prostíbulos, sería la noticia. ¿Habrá que aplaudirlo por eso?

Una nota de Facundo Falduto, de la redacción de Perfil.com, da cuenta de que los departamentos del juez Zaffaroni donde se ejercía la prostitución fueron desocupados. Falduto fue, hace algunas semanas, el periodista que publicó la primera nota sobre el asunto, a partir del comentario casual de un vecino de uno de los consorcios. El departamento de la calle Vicente López, que promocionaba “caramelitos y masajes”, fue vaciado el 28 de julio; el de la calle Marcelo T. de Alvear corrió el mismo destino, al igual que os otros tres denunciados por la Cooperativa La Alameda. Zaffaroni, a la vez, le inicio un juicio a la inmobiliaria que los administraba sin estar habilitada. Para decirlo de otro modo: la noticia cuestionada por todo el aparato de propaganda estatal era rigurosamente cierta, al punto que el juez – locador de los prostíbulos, decidió deshacer los contratos. ¿Dónde estuvo entonces la conspiración? ¿El periodismo debió callar la noticia? ¿Debió esperar otro momento para darla y en ese caso, en que momento? ¿Todo fue un complot pero basado en datos ciertos? Si los datos eran mentirosos, ¿por qué el juez ahora cancela los contratos y vacía los departamentos? ¿Qué harán ahora los que aplaudieron a Zaffaroni? ¿Aplaudirlo en sentido contrario? ¿Lo aplaudieron por no alquilar o ahora lo aplaudirán por desalojar? Lo que se había transformado en una especie de causa de llanero solitario acosado por los medios hegemónicos termina ahora en la chatura de las páginas de remates. ¿Será cierto entonces que aquí no ha pasado nada? Zaffaroni, ya no alquila cinco prostíbulos, sería la noticia. ¿Habrá que aplaudirlo por eso?