martes, 13 de noviembre de 2012

8N. El fin del modelo





Los ‘modelos‘ económicos para poder funcionar necesitan de consensos básicos entre la población, principalmente la que es económicamente activa. La inversión, el consumo, el ahorro, son decisiones individuales que dependen de los humores individuales y sociales.
Como todo en la vida, los humores son cambiantes como lo son las situaciones. Como ciencia que depende del comportamiento humano, en economía los humores y expectativas impactan y mucho. De hecho el famoso animal spirit de Keynes, siempre recordar que hoy somos todos keynesianos, es una forma elegante de hablar del humor de los consumidores y empresarios.

El mensaje de la marcha, desde el punto de vista económico, tiene un claro sentido. El modelo económico que se implementó a partir del 2009 ya no da para más. Es un modelo que lo único que genera es más inflación, más controles, más retraso cambiario, un desempleo creciente y mayores problemas fiscales. 
Gran parte de la clase media vive las dificultades para ahorrar, como la presión tributaria crece, como la suba de precios está atentando contra su calidad de vida, como los servicios públicos están cada vez más deteriorados y su expectativa es que todo va empeorando.
En economía, como en la vida, la confianza ayuda a que las empresas o estados funcionen. Los empresarios invierten si tienen confianza con la evolución de la economía en el futuro. Los consumidores se endeudan e incrementan su consumo si creen que su futuro laboral va a ser mejor. Si el futuro comienza a presentar dudas, la confianza baja y la inversión y el consumo se empiezan a resentir.
Cuando esto sucede, los gobiernos deben tomar medidas que impacten de manera positiva sobre estas expectativas. Hay dos formas de hacerlo:
La primera imponiendo reglas que signifiquen que la gente no haga lo que quiere, sino lo que las normas les dictamina (el látigo)
La segunda, cambiando los incentivos para que las personas cambien su expectativa respecto al futuro. (la zanahoria).
El látigo
El camino del látigo suele tener dos efectos muy importantes en el corto plazo. El primero es que el burócrata ejerce su poder y logra que ante grandes restricciones su poder aumente. En la medida que hay más reglas y restricciones, más poder tiene, ya que de él depende que se permita o no algún acto económico. Lo cual en el corto plazo incrementa su poder y su relevancia.
La segunda es que rápidamente los empresarios o consumidores deben atenerse a la norma y por lo tanto se logran objetivos en el corto plazo. Por ejemplo cuando se puso límites a la compra de dólares, prohibir su compra tiene un impacto de corto plazo muy rápido. 
Lo que pasa es que con el tiempo, las personas tienden a buscar cómo zafar de las normas y controles que los perjudican y más tarde cunde el desaliento, es decir que las personas tienden a hacer lo indispensable y se desestimula su creación y capacidad de trabajo. Ni hablar que buena parte del tiempo se tienen que estar dedicando a reuniones improductivas y a formularios interminables.
La zanahoria
El armar un esquema de estímulos es mucho más dificultoso y posiblemente con resultados heterogéneos en el corto plazo. No es fácil dado que al dar incentivos una deja libertad de acción al empresario o consumidor para seguir una conducta, pero no la obliga. Es por ello que los planes de estímulo deben ser a mediano plazo y consistentes. Lo que está demostrado, es que cuando los incentivos son los correctos los resultados a mediano y largo plazo son mucho más importantes, porque logran el consenso de la población y dedican su mejor tiempo y esfuerzo a sus proyectos.
2009 - 2011
El gobierno nacional utilizó la zanahoria para promover el consumo y la inversión. Aprovechó al máximo los recursos que tenía ociosos para sobre estimular la economía. Así con tasas reales de interés negativas fomentaba la inversión en propiedades, empresas que se endeudaban en pesos a mediano plazo a tasa fija, consumidores que accedían fácilmente a un crédito que se diluía con el tiempo gracias a la inflación. 
El estímulo siguió hasta que en el 2011 se perdió el superávit fiscal, se perdió el superávit energético, luego las reservas de libre disponibilidad, el tipo de cambio competitivo que lo acompañó desde el 2003 y también perdía los excedentes bancarios que le permitían financiar barato el crecimiento.
Es así que en lugar de rever los incentivos entendiendo que los stocks se habían terminado, el gobierno decidió tomar otro camino.
2012
A partir de ver como las importaciones crecían, el crecimiento económico se detenía y la compra de dólares se incrementaba, el gobierno resolvió poner controles y prohibiciones. Como todo control al principio son pocos y con el tiempo han ido creciendo. Porque los controles, si los problemas de fondo no se solucionan, solo logran dilatar los problemas.
Supongamos como ejemplo que organizo una fiesta e invito a mucha gente a las 22 hs. Al principio hay bebidas en variedad y cantidad suficiente, al igual que lo hay de comida y una música interesante. Pasadas las horas, la bebida ya se terminó al igual que la comida y la música ya se reitera. Cuando eso pasa, la gente comienza a irse. Si el anfitrión quiere que la gente se quede en la fiesta, hay dos formas. 
La primera es impedir que la gente salga. Así cierra con llave la puerta principal y no deja salir a nadie. Por supuesto los invitados buscarán otra salida, la puerta trasera primero. Si está también cerrada, entonces será una ventana y así sucesivamente.
La segunda opción es solucionar lo que falta. Es decir volver a conseguir bebida, comida y seguramente cambiar el disk jockey. 
En el corto plazo la cantidad de gente en la fiesta es mayor en el caso de prohibir, pero están todos de cada vez peor humor y más desganados. En el segundo caso, algunos se irán, pero los que se queden lo harán con gusto.
No negar y resolver
El 8N fue la demostración que negar los problemas económicos, la inflación, el retraso cambiario, el déficit fiscal creciente y la caída en las inversiones, no resuelven los problemas.
También fue poner un límite a las herramientas económicas de las prohibiciones y controles con las que el modelo económico agotado pretende funcionando. 
El modelo económico basado en el consumo interno se agotó. No tiene nada de malo, cumplió un ciclo, ahora hay que promover de nuevo el de la exportación y de la inversión, como fue entre 2003 y 2007. Pero para eso se necesita más zanahoria que látigo, más conocimiento y menos órdenes.

Tomás Bulat, Periodista
http://www.cronista.com/contenidos/2012/11/12/noticia_0042.html

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