martes, 4 de octubre de 2011

Que Corte armo Nestor.... pero con estos jueces federales....

Que Corte armo Nestor.... pero con estos jueces federales....




El señor juez de las pruebas que se diluyen

¿Quién es Yalj, el magistrado que detuvo sin fundamento a los sindicalistas combativos?

Por Diego Rojas @zonarojas



La noticia corrió rápido. Más rápido que los trenes cuyos trabajadores el sindicalista combativo Rubén “Pollo” Sobrero representa. Veloz, la noticia también fue conmocionante: el viernes, antes de que los primeros rayos iluminaran la mañana, policías de civil habían detenido a Sobrero, golpeando a su hija, con violencia. Otros gremialistas ferroviarios, y un ex compañero suyo del ferrocarril, también había caído preso. La orden había sido impartida por el juez Juan Manuel Yalj quien señaló a la prensa que se había dado con los ideólogos de la quema de los trenes en la estación Haedo ocurrida el 2 de mayo. Los detenidos estaban acusados de integrar una “asociación ilícita” que había quemado once vagones y tres estaciones ferroviarias. “Es la decisión de un juez que se puso a hacer las investigaciones cruzando todo lo que debía ser cruzado –respaldó el jefe de gabinete Aníbal Fernández según se puede escuchar en la comunicación que mantuvo con C5N– . El juez lo investigó, ha buscado información, ha cruzado teléfonos, ha cruzado un montón de información que le permite tener semiplena prueba de la responsabilidad en las acciones que estamos viendo en este momento en las imágenes. Y eso es justo que suceda”. La causa judicial era un mamarracho imposible de medir, tanto que las mentadas pruebas del señor juez –que lo llevaron a encarcelar a los sindicalistas con el aval explícito del poder político– se fueron diluyendo. Diluyendo. Como la pintura que se va diluyendo al contacto con el aguarrás. Porque, en la Argentina, las pruebas –es decir, los hechos– tienen la facultad de diluirse. Obra y gracia de su señoría Yalj, que logró traspasar virtudes de algunos elementos de la naturaleza a la mismísima justicia.
Juan Manuel Yalj accedió al cargo de magistrado en las postrimerías de su madurez. En 2009 fue designado juez federal subrogante del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional de San Martín N° 2. “Subrogante” es el término que se usa en los corrillos tribunalicios para designar a los magistrados que ejercen un rol, por así decirlo, de “suplentes”. Yalj estaba reemplazando a Alberto Suárez Araujo, que había renunciado. El juez Yalj no tenía el acuerdo del Senado para ejercer su rol, tal como lo establece la constitución nacional. La renuncia en el momento adecuado de Suárez Araujo le permitió que el Consejo de la Magistratura, dominado por el kirchnerismo, le concediera su anhelado lugar en justicia.
Lugar que intentó legitimar, pero que no pudo. Se presentó a sendos concursos para obtener el cargo de juez federal, pero en la prueba a la que se sometió el 3 de junio de 2010 quedó en quinto lugar. En la prueba del 4 de noviembre de 2010 le fue un poquito mejor: quedó cuarto. Los resultados no lo habilitaban para ser juez titular. Pese a esto, la presidenta Cristina Fernández lo postuló al cargo de juez federal de la Cámara de San Martín y así fue designado hace pocas semanas. Todavía no juró en su nuevo cargo. Tal vez la presidenta supo de la defensa que hiciera su flamante señoría en 2007 cuando, frente a los rumores acerca de la inexistencia de su título de abogada, Yalj escribió: “Es muy difícil que alguien tenga una foto de graduación con Cristina Fernández ni con ninguno de los que nos recibimos en la Universidad Nacional de La Plata de abogados por esa época”, para luego explicar cómo su título le fue entregado en un despacho, luego de que lo sacaran de un cajón. Solidaridad, que le dicen.
También podría ser que hubiera recordado que el 28 de octubre de 1992, Yalj participó en Arkansas, Estados Unidos, del congreso llamado “Doing business in Mexico and Latin America”. La traducción española sería: “Haciendo negocios en México y América Latina”. Mientras en el país el menemismo se desarrollaba y la penetración económica estadounidense alcanzaba grados estrambóticos, el futuro juez Yalj hablaba sobre las “garantías constitucionales en la Argentina”, tal el tema de su ponencia. No fuera a ser que los empresarios del país del norte se encontraran con sorpresas en este país del sur. Por los servicios prestados el gobernador Bill Clinton lo designó como “Embajador de buena voluntad del Estado de Arkansas”. Una buena forma de denominar a los lobbystas. Lobbystas en la justicia. Un rol necesario para realizar operaciones judiciales de la naturaleza que permitió tener encarcelados varios días a Sobrero y sus compañeros.
Los vericuetos disparatados de la “investigación” que se cayó por todos los costados abundan en el atrio del estado burlesco del sistema judicial y por eso esta nota no abunda en ellos. Simplemente trata de brindar un retrato del juez Juan Manuel Yalj, definido por Tiempo Argentino como “un juez de perfil académico”. El mismo diario, expresión del “periodismo militante”, que tituló el domingo en tapa que publicaría “todas las pruebas del juez” para detener a Sobrero. Sí, las mismas pruebas que, horas después, se fueron diluyendo.

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